Una prueba diagnóstica es un proceso diseñado para detectar lesiones, antígenos, anticuerpos, sustancias tóxicas, organismos o marcadores genéticos.
Debido a su uso, aplicación o ambos, las pruebas pueden ser: filtro o tamiz y diagnósticas. Las pruebas filtro son aplicadas a poblaciones aparentemente sanas, para detectar infección o enfermedad subclínica y las diagnósticas a poblaciones afectadas.
Por regla general, se dice que las pruebas filtro se llevan a cabo en poblaciones grandes y son seguidas por pruebas diagnósticas en aquellos animales que resulten positivos. (Jaramillo Arango 2010)
Se puede hacer evaluaciones con datos categóricos o continuos, aquí veremos los casos correspondientes a datos categóricos dicotómicos (positivo, negativo).
La evaluación de las pruebas se realiza mediante tablas de 2 X 2, con la siguiente disposición:
Filas \ Columnas
Enfermos
Sanos
Total filas
Positivos
a (VP)
b (FP)
a + b (TP)
Negativos
c (FN)
d (VN)
c + d (TN)
Total columnas
a + c (TE)
b + d (TS)
a + b + c + d (N)
Donde:
VP = Verdaderos Positivos
VN = Verdaderos Negativos
FN = Falsos Negativos
FP = Falsos Positivos
TE = Total Enfermos
TS = Total Sanos
TP = Total Positivos
TN = Total Negativos
N = Pruebas Totales
5.2 Validez
La validez de una prueba se define como su capacidad para diferenciar entre los que tienen una enfermedad y los que no la tienen.
La validez posee dos componentes: sensibilidad y especificidad.
La sensibilidad de la prueba se define como la capacidad de la prueba para identificar correctamente a aquellos que tienen la enfermedad.
La especificidad de la prueba se define como la capacidad de la prueba para identificar correctamente a aquellos que no tienen la enfermedad. (Celentano 2019)
La validez de las pruebas diagnósticas; es decir su sensibilidad y especificidad, son inherentes a ellas; los valores predictivos en cambio, dependen fuertemente de la prevalencia.
Veamos los siguientes ejemplos con diferentes prevalencias pero con la misma sensibilidad y especificidad: